Periódicos, periodicuchos y folletines

No me cabe en la cabeza la manera de actuar de nuestros medios de comunicación, actualmente comprados por los grandes. Esta parcialidad es tan exagerada que deja mucho que desear. Ya no importa que se vea el plumero, es el: ya todo da igual, paga quien paga. Sin importar en absoluto en caer en el descrédito de la noticia por no aportar un ápice de imparcialidad que debía ser parte más activa de algún código deontológico que los que os llamáis profesionales de la comunicación debíais tener como vuestra Biblia o vuestro credo. Este código debía tratar a cualquier noticia como lo que es, evitando caer en la suspicacia de quien es el que origina esa cuestión, haciendo, por tanto, así ver el color de la piel, o el color de la bandera del remitente; para así publicar o no, dependiendo de si afectará a la nómina o al contrato que expira del mediador que, en este caso, es el profesional de la información.

No entiendo como, tan descaradamente, noticias que son de bien público o que se realizan sólo con el ánimo de conseguir mejorar alguna faceta, se ocultan porque no salen del color del que nos paga. Y sin embargo a éste se le publica cosas que no van en beneficio de nadie o sólo del suyo propio. No entiendo la diversidad de trato cuando los medios de comunicación no habrían de tener color político, y debían a su vez estar más preocupados de que una noticia llegue a todos los destinatarios evitando así la desinformación interesada que existe y se da de lleno en todo ámbito “prensistico”.

Hace no mucho días se publican proyectos inviables en plena crisis como es el caso, por ejemplo, del proyecto del metro planteado por el PP. Todos sabemos que ese proyecto no va a salir a flote pero aún así llega a prensa a bombo y platillo. Se la mucha fuerza a la burrada de “setas” que es un proyecto que no se debió comenzar en la vida y que nos está saliendo caro al sevillano que paga sus impuesto. No entiendo por qué no os atrevéis a publicar que UPyD ha encontrado la manera de reconstruir un monumento histórico con solo aplicar un real decreto ( Real Decreto 162/2002) para salvar un monumento que pertenece a nuestra historia y del cual nadie se preocupa. Me refiero al Humilladero de San Onofre, que está situado allí donde el periodista no llega, ni tan si quiera sabe que existe este monumento. Se está cayendo porque al gobierno local no le interesa unas obrillas de poca monta y sin embargo se enfrascan en hundir al ciudadano con obras como la anteriormente dicha o la Torre Pelli o como se llame, y ¡ojo! No es que me oponga a esta última.

Pero sigo diciendo, pido y exijo que los medios de comunicación tenga un mismo rasero para todo el mundo y cuando la noticia sea un bien para el ciudadano, se publique salga de donde salga.

Un saludo:

Javier Romo